Llega el fin de curso, deseado por muchos y con él, las notas. Ha llegado el momento de encontrar algo que ya sospechábamos que podría ocurrir.
Muchas veces, los padres piensan que las notas son el reflejo de lo que son sus hijos, y vuestros hijos son más que unas notas del colegio.
El otro día, me envío una madre de un niño con el que trabajamos, una foto que decía:
“Tu hijo no vale por una nota escolar, por una medalla o por estar en una posición en un podio; tu hijo vale porque es una persona, que necesita que lo ames independientemente de sus logros y fracasos”.
Cuanta razón.
Para los niños, unas malas notas son un fracaso a todo un año de esfuerzo (depende del niño, claro) y por ello tenemos que enseñarle a manejar la frustración y el enfado.
Por todo ello, a continuación os contamos algunas pautas que seguro que os ayudarán.
Tranquilidad.
Es importante enseñar a los niños que ante las dificultades o problemas, hay que mantener la calma. Si las notas no son lo que te esperabas y ves que te vas a enfadar, lo mejor es que te controles y le digas a tu hijo:»luego hablamos». Esto es aconsejable para no perder las formas y decir cosas que luego, os vais a arrepentir.
No dramatizar.
Cuando los niños suspenden, lo sienten como un fracaso. Es importante transmitirle tu apoyo y confianza en que ellos pueden conseguir aprobar. Un suspenso, dos, tres, cuatro…repetir curso, no es lo más grave que puede ocurrir en la vida, y tenemos que enseñar a los niños a gestionar los momentos en los que no consigan lo que quieran o por lo que han trabajado.
Conocer la causa.
Es importante saber por qué creen que han obtenido esas notas. Puede ser porque no ha estudiado, porque no sabe cómo organizarse, cómo estudiar, o porque, tiene dificultades. Hay que hacedles responsables de sus notas, para que estén comprometidos en querer cambiarlo, no vale echar la culpa a otros: “Me tienen manía”, “Mala suerte”…
Consecuencias.
Los que nos conocéis, sabéis que creemos que la palabra consecuencias es más apropiada que castigos. Estudiar es la responsabilidad del niño, si no quiere estudiar (No incluimos a los niños que presentan algunas dificultades o que les cuesta mucho una asignatura), algo van a dejar de obtener o perder. Y por eso, lo más aconsejable, es estar lo más tranquilos posibles, ya que si no, se marcan consecuencias alargadas en el tiempo o difíciles de cumplir (“Te quedas sin ir a la playa”, “No vas a tener móvil en todo el verano” (y luego se lo dejas para poder hablar con él/ella cuando no está en casa…)
Realizar un plan de trabajo y de organización para el verano.
Si nosotros necesitamos vacaciones, los niños también. Hay que ser realistas y permitir al niño algún privilegio si lo cumple. Si el niño está estudiando todo el verano, sin ningún beneficio, podemos provocar que se bloquee, se frustre y no quiera estudiar más.
Motivación.
La motivación es uno de los factores claves del triunfo. Tenemos que conseguir que desarrolle motivación.
Ayuda.
Las clases de refuerzo, enseñar técnicas de estudio, organización… es muy importante si ayudan a vuestros hijos a aprender, no sólo a aprobar.
Por último, es importante valorar el esfuerzo y tiempo dedicado y animar a ser constantes, para fomentar desde pequeños, el hábito de estudio. Los hijos, al igual que cada uno de nosotros, pueden pasar por baches o algo que les cuestan un poco más. En esos momentos, es cuando el apoyo, vuestra guía, son de gran ayuda para toda la vida.